1. ¿Por
qué las razones no se encuentran en casa?
Alexandre Damians y Belart es un salesiano catalán que tituló
unas reflexiones sobre el Sistema Preventivo con el rótulo: “La pedagogía
preventiva: captar e intervenir con sabiduría”.
Hay una gran ansiedad en diversos contextos educativos
nacionales e internacionales con relación a la poca incidencia que la escuela
tiene en los muchachos y muchachas de hoy.
No se sabe qué hacer ni de qué manera acometer la empresa
siempre ardua de educar a la conciencia y a la libertad.
“No entienden…” “No se esfuerzan…” “No quieren aprender…”
y ciertamente que no exageramos cuando hacemos estas afirmaciones. Nos interrogamos
sobre el por qué de esta situación. ¿Por qué cuesta tanto a los alumnos de hoy
pensar? ¿Por qué razonar e inferir consecuencias prácticas para su vida
personal o social se ha vuelto tabú?
a. Una
generación postmoderna.
La sociología contemporánea ubica la mayoría de nuestra generación estudiantil
bajo la etiqueta de “generación postmoderna”.
Premonitoriamente, Edith Stein en el 1928 decía: “En la
gran masa existe un rompimiento interior, una falta total de convicciones
firmes y de fundamentos sólidos, un dejarse llevar sin rumbo y, como resultado
de la insatisfacción de una existencia parecida, una “embriaguez” en placeres
cada vez más nuevos y refinados”
Umberto Galimberti (2007) afirma intuitivamente: “Los
jóvenes de hoy están mal (enfermos) porque un “huésped inquietante” se pasea
entre ellos: el “nihilismo”, que penetra en sus sentimientos, confunde sus
pensamientos, borra perspectivas y horizontes, debilita su alma y entristece
sus pasiones”
“A: Ta' mare
ya no se ni q es bueno ni es malo ...!!!!
NN.
se siente emo (mensaje adicional)
B: me
pareze ke tooz tamoz en laz mizmaz won !! XD
C: oe
no saber que es bueno y que es malo no es estar confundido?
ser emo es ver todo de negro i tristemente (Y)”
ser emo es ver todo de negro i tristemente (Y)”
Rasgos del estilo postmoderno
de vida
Sin duda alguna, lo postmoderno se identifica casi
absolutamente con lo relativo, con el fluir de lo dado en el día. Nada queda,
todo pasa. Todo lo que es, aparenta ser, pues cuando pasa la percepción… ya
fue!
Una estrecha relación con la muerte caracteriza a nuestra
juventud: Una reciente investigación del Instituto de la Gestalt de
Lima afirma que “casi el 80% de los estudiantes de entre 12 y 17 años ha
pensado en algún momento suicidarse… y que el 28% tiene depresión” (2007)
Los casos de bullismo estudiantil más frecuentes entre
nosotros que no miden la consecuencia de los actos; el pandillaje adolescente
que amenaza la vida del ciudadano común revela que “ese huésped inquietante”
llamado nihilismo ya se pasea por las
conciencias de nuestros muchachos con su secuela de desencanto, de poco
aprecio cuando no de desprecio por la vida y por los demás valores que alguna
vez consideramos universales y absolutos.
La generación postmoderna se descubre así misma huérfana y autodidacta, sin maestros, sin padres. A esta
coyuntural relación educativa es la que Don Pascual Chávez – Rector Mayor- llama
“emergencia educativa”. Las generaciones no se narran entre sí, no se reciben
ni se entregan los testimonios, a la herencia ha sucedido la orfandad, sin
caminos recorridos y sin metas por alcanzar. El joven de hoy vive expuesto al sin sentido como único modo de sentido.
No sabe de dónde viene ni adónde va.
Una educación marcada por el sesgo capitalista que premia
con la nota deja indiferentes a los alumnos de hoy. Dice Amanda Halvorson en un diario norteamericano:
La mayoría de estudiantes hoy en día
dicen que no se esfuerzan más porque siente que no tiene sentido”…Y lo dicen
también a todo el tiempo a sus profesores: Por qué tenemos que hacer esto? Es
inútil! y no me servirá de nada en la vida todo esto!” se ven urgidos por sus
mismo padres: “Esfuérzate! Logra buenas notas; en vez de escuchar un: Esfuérzate!
y amplía tus horizontes” SHAPIRO H. Svi,
Losing heart. The Moral and Spiritual Miseducation of America ’s Children (2006), p. 11
(Trad. Nstra.)
b. Sensorialidad
– sensualidad – arracionalidad
Nuestros muchachos viven en las ventanas de su conciencia:
los sentidos. La información que procesan es prevalentemente fenoménica: tantas
imágenes, tantos ruidos (voces, músicas, canciones, audio-vídeo, vídeo-juegos).
Su mente construye relaciones entre imágenes de diverso tipo
y de diferente connotación. Es imposible que posean una visión del mundo y de la
vida, un cuadro de valores, una jerarquía de principios.
No han llegado a pensar racionalmente
allí donde solo funcionan imaginativamente.
Hay un déficit de racionalidad en la experiencia
humana de nuestros muchachos/as, y por ende, hay una resistencia a una escuela
libresca, centrada en el texto, o pretendiente de argumentaciones y de razones.
Hay ausencia de razón
para razonar las razones de vida. No es un trabalenguas. Pretende ser una
descripción de un comportamiento bastante difundido entre nuestros alumnos que
va lacerando sus vidas con llagas de aburrimiento, de dejadez y apatía.
Los jóvenes de hoy no
usan brújula, sino radar. Es decir, el joven que conocemos se ve expuesto a
cambiar de posición según las circunstancias y las conveniencias. No hay
estabilidad ni en la palabra que ofrece, ni el compromiso que promete. ¿Es que
podría haberlo con la empaquetadura nihilista con la que viene parametrado?
Este bambolearse entre principios que no lo son más y
tentativos de darse un norte a la vida, hacen que decaiga la esperanza. La
capacidad de aceptar que hay un sentido y un derrotero para todo esfuerzo
ligado a la libertad personal.
Esa falta de esperanza –afirma el Papa Benedicto XVI- deja a
la persona sumida –mejor decir consumida- en la tristeza, en la indiferencia y
en la abulia”.
Es el indicador de (no) logro que el hedonismo, el consumismo y el activismo realiza en las conductas de
las personas. Incluso nosotros no podemos decir que nos veamos exonerados del
pago al tributo del non sense.
2. La
preventidad razonable: ¿me entiendes? ¿me dejo entender? o ¿Cómo llego a ti a
quien no entiendo?
El Sistema Preventivo del carisma salesiano apela a la razón
en el sentido más humanista posible. Cuando Don Bosco habla de la razón, no
tiene en mente absolutamente los desvaríos de la filosofía moderna ni idealista
a él contemporáneos.
La razón del Sistema Preventivo se
enlaza a la tradición escolástica enriquecida con el fuerte humanismo de San
Ignacio de Loyola y sobre todo, de San Francisco de Sales. Es una razón en la
que el sentimiento y el afecto no son sus enemigos, sino sus mejores aliados
para estimular y anhelar el mejor bien posible y rechazar toda forma de
mediocridad. Daniel Goleman habría sido muy leído por Don Bosco.
No se trata de esperar que el educando se ponga a mi nivel: ¿me entiendes?
Ni siquiera que logre aproximarme con mejor buen voluntad y
humildad a su mundo: ¿me dejo entender?
Tal vez se trate de salir en busca de su corazón con la
actitud del Padre de la Misericordia de la Parábola lucana. Salir al encuentro
de una mente que razona desde sentimientos y emociones. Salir al encuentro de
una persona necesita de tramos más largos para descubrirse a sí misma más allá
de sus emociones y rabietas. ¿Me dispongo a comprender tus mensajes? ¿a hallar en ellos tu palabra? ¿Logro
sentirte para comprenderte? ¿Logro comprenderte para anunciarte un mensaje nuevo y vital?
Se trata de abrir la trocha de la sensualidad que permita entrever el
panorama de la
interioridad. Se trata de recuperar el mundo interior para
nuestros muchachos. Posiblemente, el nuestro propio.
3. Retornar
a la interioridad por las razones del corazón
Hay mucha
soledad en el alma de nuestros muchachos/as. Hay una gran necesidad de
afirmarse a sí mismos porque presienten esa peculiaridad que acompaña a sus
vidas, y al mismo tiempo, se siente maniatados desde dentro para confiarle a
los adultos sus temores, y su poca capacidad para soñar. Si quisieran soñar no
saben para qué.
La razón que
postula el Sistema preventivo es una
disposición crítica del espíritu humano que busca conocer la verdad de las
cosas. La verdad de las personas, la verdad de sí mismo, la verdad de Dios.
Se trata de
iniciar al muchacho/a de hoy a viajar al país de su mismidad con ejercicios de
silencio, de reflexión y de redacción acerca del panorama que se presenta
cuando se pone a pensar:
“Siempre he
pensado que la religión es para quienes viven sin preguntas. Para los que creen
que este mundo, de cielo gris eterno, se hizo en siete días. Para los que
piensan que su esposa, querida y odiada, salió de una de sus costillas.
Por ejemplo, en
mi salón de clase hay XX adolescentes, de los cuales, estoy seguro, HH sólo
viven y sólo 3 preguntamos -le dejó el beneficio de la duda a mi mejor amigo,
quien tampoco pregunta pero siempre me apoya-. Debe ser maricón, por eso
pregunta de sexo. Debe ser ateo, por eso pregunta de religión” (Un Alumno del
Colegio SFS, en su blog de julio 2010).
Se trata pues de
suscitar una racionabilidad crítica que no tiene que ver con una actitud
criticona e insatisfecha de la
vida. Se trata de abordar la credibilidad y la maravilla del
mundo físico en sus micro y macro universos. Se trata de darle a la
cientificidad de la palabra su espacio y su verdad.
Al mismo tiempo,
una racionabilidad crítica, que aprende
a mirar lo humano con un ojo distinto con el que mira la célula, y se abre a
esa red más compleja de significados con respeto y admiración. Lo humano se contempla, no se analiza
fríamente.
Este tipo de
racionabilidad acaba por descubrir lo humano con tanta admiración que se vuelve
su fan número uno. Se dispone así a promover
y a defender los Derechos Humanos. Es un ejercicio racional que apunta
hacia una eticidad.
Una proclamación
furiosa que lo bueno y lo noble es lo ordinario del hombre y de sus destino;
que la mentira, la mediocridad, la promiscuidad son apagones de sentido, nunca
su mejor cumplimiento.
Se trata, pues
de acompañar al joven al encuentro consigo mismo, se trata de permitir que
quede expuesto al sol de su propio interrogante y que de ese ardor, le venga
una erisipela que le haga buscar el frescor de la verdad pensada, vivida y
amada.
Educar es cosa del corazón, es una
frase muy conocida de Don Bosco. Para lograr educar en una racionabilidad
crítica es necesaria la confianza incondicional del educando en su educador,
ello implica, la radical disponibilidad del educador a viajar al lado del
muchacho.
Lo racional se
alcanza por la vía de la amistad educativa. No cualquier amistad logra la meta
educativa en el sistema preventivo. Sólo la amistad educativa.
El afecto sea
entendido como especial benevolencia por la infinita posibilidad de ser que
tiene todo muchacho/a mientras tiene un atisbo de tiempo y de libertad. No frases
definitivas, siempre un elogio oportuno; una salida a los diferentes
atolladeros de la conducta díscola o confusa; siempre una palabra que orienta
no que le resuelve la vida, sino que lo ubica en el camino mejor para la elección más
libre.
Una
racionabilidad crítica demanda grandes espacios de diálogo para escuchar y para
reflexionar el sentido de los hechos, de las palabras, de los gestos, de las situaciones, de los dramas
interiores.
Una racionabilidad que aguarda la llegada del concepto, porque cual larva que deviene en mariposa para volar en libertad, está fraguando la fuerza de su sentido, en un instante de contemplación; así como el girasol expone lo mejor de su flor siguiendo silenciosamente la ruta del sol; así la razón se orienta y florece ante la luz de su Creador. Cuando la razón comienza a saber, empieza a callar en su pretensión de apoderarse del sentido, entonces contempla, entonces es.