sábado, 16 de octubre de 2010

DECLARACIÓN DE LA JUVENTUD A LA ONU Y AL MUNDO PROMULGADA POR LA ALIANZA INTERNACIONAL DE LA JUVENTUD





La Catholic Family & Human Rights Institute (C-FAM) que es una representación a favor de la vida y de la dignidad humana ante la ONU, ha dado a conocer la posición un grupo de jóvenes ha elaborado y que es alternativa a aquella que la ONU ha fraguado en una Cumbre de Jóvenes alineados con las políticas abortistas y de sexo recreativo con la que pretenden clausurar el Año Internacional de la Juventud, que se celebra en este 2010. A este manifiesto ya se han adherido más de 50,000 firmas (http://www.c-fam.org) . Conozcamos el Manifiesto firmado en León, México, el pasado 26 de Agosto del 2010:
 

Nosotros – los jóvenes de todo el mundo – celebramos el hecho de que, como seres humanos, somos creados a imagen y semejanza de Dios y, por lo tanto, gozamos de dignidad humana inherente.
Creemos que la juventud es «la escultora que esculpe toda la vida» y, como tal, es quizás el período más crítico en el desarrollo de la persona humana.
Dado que somos el futuro de la familia humana, velamos por el bien común y por la renovación positiva de la sociedad. Procuramos el continuo florecimiento saludable de la familia humana. Por la presente, adoptamos los siguientes principios que son primordiales para los jóvenes y para toda la familia humana.

Los jóvenes son seres relacionales formados en la familia. Somos hijos de padres y miembros de una familia. Somos personas relacionales, no individuos autónomos. Coincidimos firmemente con la Declaración Universal de los Derechos Humanos en que la familia es la unidad fundamental y natural de la sociedad y tiene derecho a ser protegida por la sociedad y por el Estado.
Los padres son los principales educadores de los jóvenes. El acceso a la educación es crucial para nuestra formación y nuestro éxito a largo plazo. Coincidimos firmemente con la Declaración Universal de los Derechos Humanos en que los padres tienen el derecho preferente a la educación de sus hijos. Los padres tienen el derecho, el deber y la responsabilidad primordial de educarnos, y debe asegurárseles la debida asistencia, a fin de posibilitar la educación moral, religiosa, intelectual, práctica y física de los jóvenes.
Los derechos de los jóvenes están basados en sus capacidades en desarrollo. El período de la juventud comprende una fase crítica de desarrollo, durante la cual nuestro derecho a tomar decisiones por nosotros mismos evoluciona conforme a nuestra madurez, y, según la Convención sobre los Derechos del Niño, debe estar equilibrado con los derechos y deberes de los padres.1
El derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte natural. Muchos miembros de las últimas dos generaciones nacieron en sociedades que no amparan el derecho a la vida antes del nacimiento, y nos consideramos sobrevivientes en virtud de haber nacido. Sólo si se restablece la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento, podrá haber verdadera justicia y paz en la sociedad.2
Los jóvenes son partícipes del desarrollo y del empleo. Como somos la clave del futuro, debemos estar en el centro del desarrollo. La juventud es el tiempo para discernir los talentos que pueden ser empleados durante el resto de la vida.
Debe respetarse una interpretación adecuada de la sexualidad y de las relaciones saludables. En el encuentro y el aprendizaje sobre nuestra sexualidad natural, debe inculcársenos el sentido de responsabilidad y respeto por nosotros mismos. La expresión plena y adecuada de la sexualidad puede realizarse sólo mediante el compromiso desinteresado, absoluto y para toda la vida que se encuentra arraigado en la institución natural del matrimonio entre un hombre y una mujer.
Hombre y mujer están fundados en la naturaleza. Las personas jóvenes, como todos los miembros de la familia humana, son creadas varón y mujer. Si bien hombres y mujeres son plenamente iguales, cada uno posee características únicas en relación con su sexo, las cuales son complementarias. Ratificamos los acuerdos internacionales que afirman que el género no es una construcción social y se refiere a los dos sexos, masculino y femenino.3
La juventud debe ser protegida de todo delito de explotación. Todas las personas humanas, y muy especialmente los jóvenes, deben ser protegidas de la explotación en todas sus formas. Particularmente, debemos ser resguardados de la explotación y el tráfico de personas para trabajos forzados, del mercado del sexo, de la esclavitud y de la participación en conflictos militares (en otras palabras, los niños soldados).

1Cf. Convención sobre los Derechos del Niño, Artículo 5
2Cf. Convención sobre los Derechos del Niño, 
Preámbulo y Artículo 6.
3Cf. Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, Artículo 7 (3): «"género" se refiere a los dos sexos, masculino y femenino». 

viernes, 24 de septiembre de 2010

Incongruencias de la Modernidad

La campaña a las elecciones para la alcaldía de Lima ponen sobre el tapete temas y enfoques ideológicos que tiene una notable importancia para el ciudadano común y corriente. El ciudadano peruano es poco amigo de evaluar las propuestas de las alternativas políticas que se le presentan en el mercado electoral.
La actual campaña es una oportunidad para detenernos a reflexionar no solo sobre el candidato o la candidata más idóneo para dirigir la Alcaldía de Lima, sino sobre sus planteamientos éticos y morales sobre los temas de gestión y de administración pública que una gestión municipal implica.

Damos poca importancia al talante ético y moral de las agendas políticas de los candidatos al sillón municipal, y eso nos hace corresponsables -o cómplices- de la actividad partidaria o gremial que ejercerá el próximo alcalde de Lima.

En estas líneas expongo una posición personal, deseando con ello, contribuir a una mejor definición de lo que entendemos por Bien Común y sobre políticas respetuosas de los Derechos Humanos. Pensando en la definición de mi voto para el próximo 3 de octubre, busco ubicar a aquel candidato a quien se pueda fiscalizar mejor. Es decir, cuya capacidad de engaño o de corrupción sea menor respecto a la de otros candidatos cuyo curriculum vitae en tema de moralidad pública arroja más de una sospecha.

Me preocupa la exposición de la agenda pública de la Sra. Susana Villarán, si bien aprecio su posición principista desde una óptica de izquierda, y me siento cercano a su sensibilidad social hacia los temas de la pobreza y de la exclusión social por efecto de las ideologías economicistas, no logro congeniar con sus posiciones que la alinean en posturas neomarxistas sobre el aborto, la naturaleza se la sexualidad humana, del matrimonio y de la familia. De la misma forma, no comparto su posición respecto a una legalización del consumo de la droga como si fuera una solución adecuada para superar la drogadicción o el narcotráfico.

Hay un vídeo que expone sintéticamente su posición: 


La postulación de la legalización del aborto tiene un carácter demagógico, es decir, bajo el pretexto de defender aspectos del ejercicio de las libertades individuales que corresponde a cada ciudadano, se transgreden las exigencias de moralidad de la defensa de valores absolutos como el de la vida humana sea en su fase inicial como en su fase terminal.

El valor radical de la vida única que es cada ser humano -sujeto de derechos y de deberes- no puede ser supeditado al albedrío, comodidad o capricho de cualquier otro ser humano semejante. La contraposición entre la presunta total libertad de la mujer sobre su corporeidad respecto a la semejante y absoluta autonomía de la corporeidad del niño no nacido es falsa. Tanto vale la vida de la mujer en su integridad como la vida de un no-nacido-humano. Decidirse a favor de la mujer en contra del no-nacido-humano es simple aberración moral y jurídica. EL ABORTO NO TIENE ASIDERO MORAL -POR SER INHUMANO-, NI ASIDERO JURÍDICO -POR SER ILÍCITO- CONSECUENTEMENTE, NO PUEDE SER LEGAL, SINO SIEMPRE Y SOLAMENTE ILEGAL.

Las uniones del mismo sexo se presentan como signo de modernidad. Se presume que lo moderno y liberal es tomar decisiones sin referentes objetivos de moralidad. Se asume que la propia naturaleza humana en su corporeidad y sexualidad, no ofrece mayores datos a la conciencia que el de reconocer sus impulsos y secundarlos "naturalmente", donde, "naturalmente" quiere decir sin mayor restricción moral, sin una necesaria subordinación a una reflexión ética o a una integración a un proyecto de vida donde concurren más decisiones sobre otras realidades igualmente importantes para una vida buena (el conocimiento que es ciencia y sabiduría; la sociabilidad que se vuelve amistad, cooperación y compromiso político; el trabajo y el juego; el gusto por la belleza; la apertura a Dios.)

Las uniones entre personas del mismo sexo pueden tener una canalización legal a nivel del Derecho Civil que regula todo tipo de relación entre ciudadanos por diversos motivos. La interpelación moral y jurídica se pone cuando los colectivos a favor de tales uniones propugnan y exigen una homologación con el matrimonio monogámico.

Esta pretendida equiparación y homologación es insensata porque desconoce o rechaza el carácter de bien básico humano que entraña la unión entre personas de diferente sexo en vistas de la comunión conyugal y de la procreación. Las uniones entre personas del mismo sexo no podrán identificarse con aquellas de los matrimonios porque sus comportamientos sexuales se diferencian entre sí.

Todo matrimonio entre varón y mujer supone una complementariedad que involucra a toda la persona; las personas del mismo sexo no pueden realizar tal complementariedad porque son del mismo sexo. La apariencia exterior del acto físico no puede expresar la comunión ni intimidad de las personas que sí ocurre entre los esposos. La tal unión entre tales personas del mismo sexo no pasa de ser una ficción de entrega o de intimidad. No realizan el bien matrimonial en cuanto tal. Ver; FINNIS, John, Personal Integrity, Sexual Morality and Responsible Parenthood, en Janet. E. Smith, Why Humanae Vitae Was Right: A Reader, San Francisco, Ignatius Press, 1993, 171-192.

Así expongo lo que considero es una responsabilidad moral para todo ciudadano peruano: pensar antes de decidir, pensar antes de votar.

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