lunes, 22 de septiembre de 2008

ANTE LA DESPENALIZACIÓN DE LA LEY DEL ABORTO EN MÉXICO

Hace unas semanas hemos asistido a un capítulo más de la avanzada jurídica internacional promovida por lobbies interesados en la desvinculación del orden jurídico de toda fundamentación ética y moral. La presunción que el Estado (y los individuos que conforman sus instancias gubernativas) tiene la absoluta potestad de legislar sobre absolutos morales como la vida humana en su integridad es uno de los rasgos de cierta jurisprudencia que abreva en las aguas del utilitarismo y de un proporcionalismo que creen misurable lo que de suyo es parte de la unicidad del misterio personal de todo ser humano.
Estamos amenazados todos cuando un solo embrión humano es amenazado de muerte. La libertad que persigue tal jurisprudencia es guiada por criterios y razones excluyentes que no favorecen la igualdad de oportunidades para todos sino que la confinan a una élite más favorecida. Estemos atentos y apoyemos las iniciativas que defiendan con veracidad el verdadero bien común donde todos y cada uno se siente reconocido, ennoblecido y protegido.


Dejo paso al pronunciamiento del Dr.
José Manuel Núñez Pliego Rector del Campus-México de la .Universidad Panamericana


Rector de la UP ante la despenalización del aborto en México


Fuente: Universidad Panamericana
Autor: José Manuel Núñez Pliego

México, D.F. a 4 de septiembre de 2008

Estimados Académicos y Administrativos del Campus México: En días recientes, la Suprema Corte de Justicia de la Nación dictaminó que la despenalización del aborto no atenta contra los criterios constitucionales rectores de nuestro país. La decisión me parece grave, pues violenta principios jurídicos fundamentales. Por lo anterior, y en virtud de que la Misión de nuestra Universidad es la búsqueda de la verdad, he considerado conveniente compartirles algunas reflexiones —seguramente cada quien tendrá las propias. Se trata de ideas enraizadas en el espíritu fundacional de nuestra institución, pensamientos que ya nos orientan y cuya difusión puede resultar propicia y fértil dada la coyuntura histórica en la que se encuentra nuestro país.

El derecho a la vida es la fuente de todos los demás derechos; éstos nos advienen puesto que estamos vivos. Desde el momento de la concepción hay suficientes evidencias de la existencia de un nuevo ser personal, además de los argumentos de sentido común que apuntan a señalar que la unión entre un óvulo y un espermatozoide produce una nueva vida humana. No hay evidencia científica alguna que señale un cambio sustancial posterior que permita hablar de una vida prehumana y posteriormente de una vida humana. La carga de la prueba de la ausencia de vida humana debe recaer en quienes la niegan y, hasta ahora, no sólo no la han aportado sino que sistemáticamente han rehuido el tratamiento del tema.

Todo orden jurídico recto se funda en la protección de los más desvalidos. Con la votación habida en la SCJN se ha desprotegido a quienes no tienen medios para preservar sus propios derechos. El Estado y su fuerza han de estar al servicio de quienes menos pueden y, en este sentido, se desfavorece la posición del nonato que, a todas luces, es quien merece una mayor defensa.

Es verdad que tras muchas decisiones de aborto se esconden tristes tragedias de mujeres víctimas de abuso y abandonadas por la irresponsabilidad de algunos varones y por la indiferencia de su entorno social. Sin embargo, es también patente que una injusticia no se remedia con otra y que, como bien ha advertido Sócrates, es éticamente superior quien es capaz de padecer una injusticia antes que cometerla1.

Las leyes han sido siempre uno de los configuradores del entorno ético de una sociedad. No puede perderse de vista que los valores sociales se preservan con leyes eficaces. Así lo han advertido grandes pensadores que, como Kant, nos han legado principios morales que conllevan una perfección del hombre tratando de sacar lo mejor de sí mismo: ’Obra de tal modo que tomes a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como fin y nunca meramente como medio’2. Esperar de los hombres lo más alto y no conformarse con soluciones sencillas ha sido siempre la aspiración de quienes han confiado en que el hombre es capaz de superar sus dificultades.

Finalmente, quienes estamos a favor de la vida no pretendemos que se penalice el aborto para subyugar a las mujeres, sino para resaltar la importancia y el respeto que merece toda vida humana. Esta nueva determinación jurídica implicará, por parte de los defensores de la vida, una participación más creativa y generosa para ayudar a las mujeres que enfrentan en soledad un embarazo y para encontrar vías a través de las cuales la vida sea festejada en su justa dimensión: como gran don y bien invaluable.

Estoy seguro que cada uno de ustedes sabrá encontrar, a través de su tarea académica, los medios más pertinentes para trasmitir nuestro voto por la vida.

Cordialmente,

José Manuel Núñez Pliego
Rector Campus México
Universidad Panamericana

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1. Cf. Platón: Critón, 49 e, 50 a – b.
2. I. Kant, GMS, 429, 10 - 15.

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